Controles de Precios
Controles de Precios
Pese a que desde el Gobierno se niega una y otra vez que existan controles, lo cierto es que poco a poco va intensificándose la presión sobre las empresas para que no incrementen los precios.
Pese a que desde el Gobierno se niega una y otra vez que existan controles, lo cierto es que poco a poco va intensificándose la presión sobre las empresas para que no incrementen los precios.
El año 2005 será recordado en Argentina por varios aspectos, algunos duraderos, otros efímeros. Algunos trascendentes y otros nimios. Pero todos marcarán la impronta de un gobierno que la promediar su mandato debe definir si el curso de acción que conlleva lo conducirá inexorablemente a repetir viejas experiencias, o si por el contrario se revisará a fondo la concepción política y de economía del país.
La inflación es un fenómeno esencialmente monetario y no de márgenes de utilidad o “carteles” que suben precios. De la comprensión del problema depende la solución. El punto es si se desea resolver el problema o por el contrario se pretende postergar sus efectos.
Las decisiones y proyectos económicos apuntan siempre en la misma dirección.
En el proyecto de presupuesto para el año 2006 no se prevén cambios en el sistema tributario. Es más, el gobierno ha venido diciendo que el único impuesto que considera “distorsivo” es el de las transacciones financieras (impuesto al cheque), por lo que parece haber dejado de lado definitivamente la pauta establecida en la mismísima plataforma electoral del actual presidente, en el sentido de tender a liminar progresivamente las llamadas retenciones a las exportaciones, que en verdad son derechos de exportación. A fin de año deberán votarse las leyes que extienden los llamados impuestos de emergencia, tales como Ganancias, Bienes Personales y el citado impuesto al cheque. Muchos tal vez no tienen presente que la Constitución Nacional determina que los llamados impuestos directos deben ser votados y aplicados por las provincias, por lo cual que lo haga la Nación solamente puede permitirse en estado de emergencia. El viejo impuesto a los Réditos (hoy a las Ganancias) subsiste en tal condición desde los años 30. Esto tiene relación directa con la coparticipación federal, un tema del cual nos ocuparemos en profundidad en algún momento, pero que pone en manos del Estado Nacional ingentes recursos que se reparten según determinados criterios, y a ellos se suma en los últimos años la entrega de los llamados ATN (adelantos transitorios de la Nación) a determinadas provincias para atender necesidades de diverso tipo.
El gobierno sigue tomando medidas, y anunciando otras, con el único objetivo de controlar los precios atacando las consecuencias y dejando prácticamente intactas las causas de los incrementos.
La preocupación por la inflación se encamina a la búsqueda de eufemismos, tales como el de "reacomodamiento" de precios. Mientras tanto, el endeudamiento crece y el dólar sigue bajando su cotización
Al momento de escribir estas líneas, el índice de precios al consumidor no ha sido divulgado, aunque se estima que estará entre el 1,1 y el 1,2% para el mes de julio. El diario Ámbito Financiero titula en su tapa que tal incremento es "muy bueno", al tiempo que anuncia para agosto un 0,7%, según algunas proyecciones.
En verdad, la contención de la inflación mediante presiones sobre las empresas y en especial sobre los supermercados, al tiempo que se postergan los ajustes de tarifas de servicios públicos, transportes y combustibles en general, no parece en absoluto ser una buena noticia. Resulta particularmente curioso que se considere bueno encorsetar la presión inflacionaria, cuando en realidad es la demostración de que el problema está más vigente que nunca.
Los ejemplos sobran: desde los llamados impuestos distorsivos, como las retenciones a las exportaciones o el impuesto a las transacciones financieras, hasta las exacciones provinciales que en muchos casos terminan en verdaderos shows mediáticos, como en el caso de la Provincia de Buenos Aires, pasando luego por las tasas de abasto y otros impuestos y gabelas varias de carácter municipal, se suman a lo largo y a lo ancho de todo el país, prácticamente.
Es evidente que el índice de precios al consumidor del mes de junio provocó un verdadero cimbronazo en las estructuras del poder ejecutivo.
En términos generales podemos decir que la evolución de la economía no ha dejado de moverse dentro de los carriles que impone esta suerte de pragmatismo intervencionista en que nos movemos. Los indicadores económicos muestran un crecimiento que ha sufrido una cierta desaceleración luego de alcanzados los niveles del año 1998, ante la necesidad de nuevas inversiones para las cuales el gobierno aplica medidas de lo más variadas e imprevistas, pero siempre dentro de ese afán de correr detrás de lo que anda mal para darle un grado de entonación, para luego ir sobre los aspectos que sufren alteraciones como consecuencia de haberse intentado un remedio para los primeros.
Con el objeto de dilucidar algunas dudas, abordaremos en las siguientes consideraciones el tratamiento del impuesto a los débitos y créditos en cuentas bancarias (conocido vulgarmente como “impuesto al cheque” que es como lo denominaremos a lo largo del presente comentario) analizando para ello el decreto 534/04, dictado en el mes de mayo de ese año.
Entre nosotros digamos que la salida del default y el canje de la deuda, finalmente concretado, ha hecho que la consultora Standard and Poors sacara a nuestro país de la condición de “default”, por lo cual los fondos de inversión están ahora autorizados a comercializar bonos argentinos. Esto implica, naturalmente, un retorno a la normalidad, al menos en un principio. Como se sabe, restaurar la confianza lleva años, pero los negocios con títulos posdefault ajustables por inflación, por ejemplo, son tal cosa hoy.
Es interesante señalar que según los datos que se conocen se ha producido en el trimestre inicial de este año un incremento de las exportaciones en cantidades, con descensos en los precios. En efecto, las exportaciones en el lapso señalado subieron un 13% con relación al mismo período de 2004, y la descomposición de este porcentaje indica que en cantidades la suba fue del 18%, mientras los precios bajaban algo así como un 4% promedio. Estos datos fueron publicados por el diario La Nación del sábado 28 de mayo.
Tal como hemos venido sosteniendo la desaceleración del ritmo sostenido de crecimiento de la economía comienza a aparecer en los diversos indicadores como una sombra que se cierne sobre el comportamiento en general de la dirigencia, tanto política como económica.