Inflación, recaudación y algunos datos de la realidad que se rebelan a los funcionarios y sus discursos
La manipulación de los índices de precios se pone al descubierto ante la difusión de cifras del propio INDEC o de la AFIP que muestran la incongruencia más elemental a la que puede asistirse en mucho tiempo. Los efectos del intervencionismo siempre son nefastos a mediano o largo plazo. Los efectos de la manipulación son devastadores, y en algún punto tragicómicos.
Es una realidad que salvo los voceros de hecho del gobierno de Néstor Kirchner, esto es Aníbal y Alberto Fernández, el pintoresco secretario de comercio interior Guilllermo moreno, y el nuevo ministro de economía Miguel Peirano, nadie se siente en condiciones de salir a defender la seriedad del IPC (índice de precios al consumidor) calculado sobre la base de “listas” y “acuerdos” de precios tan alejados de la realidad como la más surrealista de las fantasías.
La impresionante suba en la recaudación de IVA (alcanzó al 42% comparando julio de 2007 contra el mismo mes del año anterior) podrá tener algunas explicaciones originadas en una mejora de la fiscalización y recaudación, en un aumento de las importaciones de bienes gravados o en un crecimiento económico generalizado en el período. A ello habrá que sumar la suba de precios habida, que según la estadística oficial está por debajo del 9% en el caso de los precios al consumidor. Esto indicaría que la mejora recaudatoria en este impuesto a los consumos por excelencia, habría trepado nada menos que un 33% como consecuencia de los factores citados en primer lugar, esto es excluyendo la desvalorización de la moneda. A simple vista es posible inferir que algo no cierra en esto. Si inferimos que la mejora en la eficiencia recaudatoria se estima en el orden de los 7 puntos porcentuales, y la economía ha estado creciendo al 9%, con estos datos jamás podríamos llegar al 42% de mejora recaudatoria en el IVA:
Los analistas en general coinciden en que la suba generalizada de precios está en el orden del 20%, cifra que difícilmente pueda discutirse a la luz de los números que comentamos.
Es importante reiterar que por lo demás, la manipulación del índice de precios afecta la cotización de los títulos argentinos, debido a que los adquirentes de tales bonos son en muchos casos inversores del Exterior que pretenden hacer diferencias importantes en dólares, ante el tipo de cambio planchado por el gobierno y la tasa de inflación que permite obtener tal tasa en moneda dura. Pero obviamente si la tasa de inflación es retocada por los funcionarios hacia abajo, los inversores “salen” y los títulos caen. Hay en este jueguito un elemento más a considerar: La salida de los inversores es hacia el dólar, es decir que salen a demandar dólares para poder retornar a su inversión original. Y tal demanda de dólares presiona a la suba de la divisa.
De nada sirven acá las explicaciones y justificaciones del presidente o de otros funcionarios y políticos. El descalabro tiene un origen: el gobierno ha estado tratando de desalentar las liquidaciones de divisas para evitar una sobreoferta de ellas. Para eso tomó una serie de medidas tendientes a dilatar la liquidación obligatoria de tales divisas bajando así la oferta de las mismas. Hecho esto, colocó a un ministro de economía luego del papelón de Felisa Miceli que tuvo el tupé de salir a decir que los índices del INDEC son confiables, cuando cualquier persona sensata esperaba que por lo menos este aclamado flamante ministro saliera por lo menos a decir que haría revisar los cálculos. Consecuencia: si algunos esperaban posicionados en bonos indexados por CER algún cambio de política, huyeron. Y este aspecto presionó a la suba del dólar, y arrastró a otros factores a tomar posiciones antes de que el billete verde volara demasiado alto. El intervencionismo del Central salió a cubrir el área y pasó el peligro. Por ahora.
Porque hay que tener bien en claro, por si alguien aún lo pone en duda, que en la pulseada con el mercado, éste es el que finalmente gana. Ocurrió con el plan Austral, con el Primavera, con la conformación del Plan Bónex, con la llamada Convertibilidad y terminará ocurriendo también ante este modelo de dólar caro.
El gobierno se ufana de contar con casi 45.000 millones de dólares de reservas, pero se cuida bastante de decir que 20.000 millones son deuda pura en Lebacs y Nobacs. El circulante por su parte al tipo de cambio actual representa unos 20.000 millones más. Pero los depósitos en el sistema financiero suman al 20 de julio pasado unos 56.000 millones de dólares. Estas cifras indican que una corrida de proporciones tornaría insuficiente cualquier intento de obturación por parte de las autoridades monetarias. Si ello ocurriera, aparte de surgir como hongos los comentarios acerca de los golpes de mercado de penoso recuerdo en términos de conocimiento de la realidad económica, no habría resistencia posible. En otras palabras: ante una situación límite, el mercado terminará ganando la batalla. Acá o en la China.
Aceptar esta realidad no es ser bueno o malo, agorero u optimista, es ser realista. Y el realismo implica repetir algo que mucho se dijo a fines de 2001: “los dólares no están”. Efectivamente, si la corrida bancaria se generalizara, la presión a la suba sería insostenible y las reservas no alcanzarían para cubrir la totalidad del circulante más los depósitos más el pasivo remunerado del Central.
Nos apresuramos a decir que no esperamos que esto ocurra en los próximos meses, pero no hay que olvidarse que el capital se asemeja mucho a los conejos, por dar un ejemplo. El conejo es un animalito sumamente “estresable”, es decir que se asusta con suma facilidad e intenta huir aún a riesgo de “descaderarse”, por ejemplo. Se sabe en los criaderos que cuando un animalito se asusta comienza a saltar en su jaula, y automáticamente centenares de congéneres hacen lo propio, contagiándose del temor del primero. Pues bien, el capital es como el conejo. Si se asusta, intenta escapar como sea. Y detrás del capital huye la gente.
No vale la pena entonces volver a ocuparse de las declaraciones presidenciales o de sus voceros. La inflación es una realidad corroborada por las propias cifras difundidas por organismos oficiales. Las reservas son elevadísimas pero tienen una correspondencia con la masa monetaria compuesta por circulante y la deuda remunerada únicamente.
Finalmente un comentario sobre la modificación en ciernes de los mínimos no imponibles en el impuesto a las ganancias. En abril se efectuaron ajustes de importancia en tales mínimos, se supone que tomando en cuenta la inflación habida. El gobierno incluso se “gastó” la bala de plata que tenía incluida en la ley presupuestaria y que le permitía modificar tales mínimos sin una modificación de la ley del rito. Apenas pasaron 3 meses, y una nueva modificación saldrá del Congreso a pedido del presidente, que como se sabe no tiene más que ordenarlo para que sus obedientes representantes, que deberían serlo de todos nosotros, levanten la mano aprobándola. Los incrementos en los mínimos se ajustarán en esta oportunidad, en términos generales un 33% respecto de los valores de abril pasado. Si en cambio nos remontamos a los valores mínimos que regían hasta ese mes de abril, tendremos que los porcentajes de incremento en algunos casos llegan prácticamente al 100%. ¿Es esto o no es reconocer la pérdida de valor de la moneda? Comparar estos incrementos con las magras subas de precios al consumidor es casi una broma.
Buenos Aires, 3 de agosto de 2007
HÉCTOR BLAS TRILLO
Contador Público
ESTUDIO
HÉCTOR BLAS TRILLO
economía y tributación
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Héctor Trillo (15 de Ago de 2007). "Inflación, recaudación y algunos datos de la realidad que se rebelan a los funcionarios y sus discursos". [en linea]
Dirección URL: https://www.econlink.com.ar/hector-trillo/inflacion-recaudacion-y-algunos-datos-de-l (Consultado el 13 de Mayo de 2021)