En 1928, Hipólito Yrigoyen fue elegido nuevamente como presidente de la República. Su segundo gobierno se desarrolló dentro de un panorama económico internacional muy complicado por la profunda crisis mundial que estallo en 1929 y por la creciente oposición interna.
El presidente Yrigoyen trato de reafirmar su apoyo social entre los sectores medios. Además, los representantes radicales en el congreso eran en su mayoría hijos de inmigrantes y muchos de ellos profesionales universitarios. Esta era una diferencia importante en relación con el primer gobierno de Yrigoyen, en el que un gran numero de legisladores radicales pertenecía a la familias de la oligarquía.